Victoria Arrieta IV Semestre
En los periódicos, revistas, noticieros y otros medios de comunicación resuena la fama de Colombia por su exquisito café, la alegría de sus habitantes, los deslumbrantes paisajes y las hermosas mujeres. No obstante, el conflicto armado y otros hechos desgarradores que develan otra cara del país, una cara de víctimas que imploran justicia y de voces que se preguntan: “¿Quién pudiera mantenerse en pie?”. Ante una realidad tan compleja, el anhelo de paz y justicia de los ciudadanos impulsa conversaciones y reflexiones en torno a las distintas historias que se entretejen bajo el umbral de la violencia, pero constituyen una red solidaria de apoyo; a las soluciones prácticas a corto, mediano y largo plazo que se deben promover desde las organizaciones estatales y privadas; y finalmente, a la construcción de un presente en armonía para un futuro de oportunidades.
En este sentido, la Semana por la Paz es el resultado de la necesidad de los colombianos de vivir una auténtica fraternidad que nos motive a luchar con las palabras y los gestos para recuperar la libertad y un mañana sin miedo. Asimismo, esta fecha consiste en el esfuerzo conjunto de diversos actores de la sociedad colombiana, entre ellos las instituciones educativas, con el fin de movilizar el diálogo, la oración, la celebración y el compromiso de conseguir una nación reconciliada y restaurada de todas sus heridas. Este año tuvo lugar del 3 al 10 de septiembre y en la Escuela Normal Superior María Auxiliadora se realizaron actividades profundas y significativas al estilo de una normalista salesiana, tomando como inspiración el lema de este año “Juntanzas por la paz”. La palabra juntanzas evoca unidad, diversidad e identidad, es decir, somos una sola voz que clama perdón y resistencia, por más que la intenten silenciar no pierde su entonación, ya que la esperanza es el aire del cual toma fuerzas para hablar.
Primeramente, el día miércoles se destinó el espacio de los “Buenos días” para la organización de círculos de diálogo en los cuales se abordaron aspectos como el rol de la mujer, las consecuencias de la guerra en las comunidades afectadas, la verdad escuchada a partir de diferentes perspectivas, la importancia de la empatía en la convivencia, la búsqueda de la paz, entre otros; las jóvenes de undécimo grado elaboraron carteles con oraciones relacionadas a los anteriores temas, acompañados a su vez de imágenes. Por otra parte, cada grupo contó con un tótem, es decir, un objeto alusivo al mensaje expresado en las carteleras y con el que interactuaba todo el grupo, otorgándole a quien lo tuviera la potestad de compartir sus opiniones y vivencias.
En segundo lugar, se concluyó el viernes con la exposición del Santísimo, puesto que el encuentro con Jesús es fuerza revitalizadora y fuente de tranquilidad de un buen salesiano; la oración reinó en los corazones de maestros, estudiantes, directivos y demás miembros de la comunidad educativa. Además, se usó una paloma de origami como símbolo del compromiso con la vida, escribiendo una acción sencilla y aplicable desde la cotidianidad escolar, porque la paz no es una misión exclusiva de gobernantes y dirigentes, la paz es reflejo de nuestro ser y las relaciones que entablamos con las personas. En otras palabras, se desarrolló una juntanza al modo de buenas cristianas y honestas ciudadanas.
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